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miércoles, 17 de abril de 2013

MindBook - 25: Control (2)

Capítulos anteriores: 01, 02, 03, 04, 05, 06, 07, 08, 09, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24

Celoso, como buen funcionario, del puntual seguimiento de los procedimientos, al advertir que entre las tareas de la jornada figuraba el seguimiento de un nivel 5, consultó su historial, no tardando en advertir que se trataba de un caso sumamente interesante.

La primera entrada relevante se remontaba a 2050 y estaba relacionada con la implantación del smartchip subcutáneo al sujeto y a su padre, fallecido de muerte natural hacía un mes. Según constaba en el informe, durante la sesión informativa previa a la implantación, el padre del sujeto se mostró visiblemente molesto y agitado, blandiendo toda clase de excusas para oponerse a la simple operación, incluso poniendo en duda el benéfico argumentario expuesto por los facultativos –los informes de historial siempre incluían enlaces a las grabaciones pertinentes, por lo que Control pudo asistir en directo a los hechos, observando que, a pesar de la oposición, la actitud del padre del sujeto nunca fue ofensiva y terminó sometiéndose de buen grado a la implantación–. Esta actitud alertó al facultativo del centro, quien, siguiendo las instrucciones de la autoridad, denunció el hecho, denuncia que determinó la activación preventiva de un nivel 3 –monitorización y grabación en stand-by–, dentro del programa estándar de verificación del satisfactorio funcionamiento de los smartchips implantados.

Proseguía el historial con la evaluación de las grabaciones obtenidas, la cual era muy negativa y había aconsejado pasar a nivel 7, un nivel ya fuertemente invasivo. Control activó el enlace a la grabación que se había etiquetado como la más significativa y pudo asistir a la conversación que el sujeto y su padre estaban manteniendo en una estancia que identificó, tras una mirada al monitor del panel, como el domicilio del sujeto, el cual seguía con su profundo ensimismamiento, intentando perforar la pantalla.

Control observó malévolamente el patético y estéril intento del padre del sujeto de bajar la voz para eludir la eventual grabación en stand-by, recurso frecuentemente utilizado por los inofensivos anti-sistema que la puesta en servicio del secreto repetidor de audio incluido en los smartchip había desactivado. Los chips, por su estratégica ubicación en la nuca, captaban a la perfección cualquier conversación susurrada y la servían convenientemente ecualizada a la terminal de MindBook más próxima. Que funcionaban perfectamente lo evidenciaba la extraordinaria fidelidad con que se escuchaban las frases susurradas al oído por el padre del sujeto. Con todo, hasta aquí, la conversación no parecía justificar el paso a nivel 7. Siguió prestando atención a la conversación, que continuaba con un diálogo en el que el sujeto defendía el sistema  –o, por lo menos, lo aceptaba de buen grado– y su padre, cada vez más irritado, olvidándose del susurro, empezaba a elevar la voz.

–Tal como vaticinó el abuelo, esto es una especie de «tribu universal» donde estamos permanentemente vigilados, y ahora, incluso llevamos un implante subcutáneo como los animales de compañía –Control empezaba a comprender la importancia del incidente.

El sujeto intentaba calmar a su padre con argumentos tales como éste:

–Recuerda que hace tiempo que la situación mundial es una balsa de aceite, que el paro está en un nivel residual, que con mi sueldo y tu pensión podemos subsistir con dignidad, y que en la vida nada es gratis. Todo tiene un precio y el de esta seguridad inédita en casi medio siglo se llama MindBook. Y que dure –este muchacho le empezaba a resultar simpático, pensó Control.

Nada parecía calmar al padre, que continuó lamentándose a gritos de la situación en la que se encontraban, calificándose a sí mismo y a su hijo de esclavos, cobayas, mascotas, asnos, acémilas, borregos y toda una cohorte de animales y epítetos a cual más denigrante para la condición humana. Resultaba evidente que no esperaba que la pantalla en stand-by les estuviera grabando. Y entonces llegó la traca final:

Me voy a dedicar con todas mis energías a desenmascarar esta farsa y te tendré al corriente –espetó el padre del sujeto.

La cosa estaba clara. Incluso un nivel 7 le parecía poco. Pero, según seguía el informe, el padre –en especial– y el sujeto tuvieron mucha suerte. Actuaron de cobayas del entonces nuevo sistema de borrado de recuerdos verbales que había propiciado la implantación de los smartchips. De hecho, todavía hoy, era el único sistema homologado de intervención indirecta en el estado neuronal de un sujeto. A partir del conocimiento de la localización del área donde se almacenaba el recuerdo de las frases pronunciadas –el sincronismo perfecto entre ambas grabaciones y la fase del audio era fundamental–, se podía «eliminar» el recuerdo de cualquier conversación. El sistema era ingenioso y sencillo. Mandando el correspondiente tren de pulsos al smartchip, se ponía en modo de «escucha» el área cerebral donde se había almacenado la frase a eliminar y, acto seguido, se reproducía la grabación en contrafase como mensaje subliminal entre frames. El cerebro, inconscientemente, la integraba y la almacenaba en la misma ubicación, con lo que se cancelaba el recuerdo textual. Con este sistema, aplicado al sujeto y a su padre, se borraron totalmente en ambos los recuerdos de pronunciación y escucha de las frases subversivas, lo que llevó al padre a olvidar, incluso, el compromiso tomado con su hijo, hasta el punto que el seguimiento de control mantenido durante cinco años no detectó incidencia digna de mención –o se había mantenido transparente al sistema–, con lo que el nivel de control de padre e hijo se mantuvo en un discreto nivel 3, caracterizado por un muestreo intensivo en stand-by y alarmas de umbral en las constantes vitales.    

El historial no reflejaba mayor interés hasta ayer sábado, en que se detectó una alteración de las constantes vitales que disparó la alarma del controlador, el cual, tras activar la cámara responsable, descubrió al sujeto depositando material prohibido sobre la cama –Control visualizó la grabación, incluido el taimado intento del sujeto de interponerse en el campo visual, indicativo claro de intencionalidad y sentimiento de culpa–. Inmediatamente, se declaró el nivel 5, nivel con el que había empezado la jornada dominical. El historial reflejaba que, comunicada la incidencia al supervisor, la decisión fue esperar a mañana –por hoy–, día en el que constaba una cita sentimental importante, y extremar la atención. Por lo demás, la noche del sujeto fue tranquila.

Así finalizaba el historial. Y lo que Control recordó a continuación fueron las incidencias acaecidas desde su incorporación a primera hora de la mañana. El historial de hoy se seguía grabando y, desde luego, no era nada aburrido.

Continuará...

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