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martes, 26 de marzo de 2013

MindBook - 02: Presente

Capítulos anteriores: 01

Entró en el salón y se sentó en su sillón favorito, elección nada difícil pues sólo había dos y el otro era el de su padre no podía dejar de pensar en él; aún se lo imaginaba allí sentado. Todavía no le había abandonado esa sensación de nostalgia que le acababa de asaltar durante el desayuno y no hizo ningún esfuerzo por apartarla de su mente. A fin de cuentas, hoy era festivo y no tenía pensado salir de casa. Quizá por eso su pensamiento se ocupó en encontrarle sentido al simple hecho de sentarse en el sillón. Recordaba que en su juventud, además de utilizarlo para los prosaicos fines de descansar y asistir a las estupefacientes sesiones de televisión «libre», tenía la sana costumbre de sentarse en el sillón para leer. Ahora también podía hacerlo, pero no era lo mismo. Ahora la biblioteca estaba en MindBook, mientras que antes la biblioteca era una hermosa estantería llena de libros. A pesar del imparable empuje de los e-book, recordaba que tenían muchos libros de papel, la mayoría comprados por su padre, pero todavía contenía muchos del abuelo. De nuevo la nostalgia hacía su violenta aparición. Decididamente, el día de fiesta sería más mental que físico. Deslizó su mirada por la estantería afortunadamente se encontraba alejada de la línea de visión de la pantalla y no pudo por menos que sentir de nuevo esa sensación de incomodidad que le asaltaba cada vez con más frecuencia. Ni un solo libro. Ni un solo papel. Por primera vez, el inventario le pareció descorazonador. Algunos jarrones con plantas artificiales, unos marcos con y sin foto, un acuario sin peces, el teléfono móvil absolutamente quieto nunca había comprendido porqué se le llamaba así si no se movía, unos auriculares cerrados  inalámbricos, la tableta personal con conexión, por supuesto y las dos gafas multiplex. Evidentemente, no faltaban los correspondientes cargadores, de los que la avanzada tecnología todavía no había conseguido desprenderse. No se extrañó de lamentar que esta resistencia al cambio no se hubiese extendido a tantas otras cosas. Y acto seguido, se extrañó de no extrañarse. Indudablemente, algo estaba cambiando en su interior.
Detuvo la vista en las gafas multiplex. Desde que faltaba su padre no se habían utilizado. No había recibido a nadie en casa, por lo que seguían tal y como las dejó tras la última sesión compartida de MindBook. Afortunadamente, cuando estaba solo no eran en absoluto necesarias. El chip subcutáneo cumplía a la perfección la función de identificador unívoco, tanto de presencia pasiva como de sesión activa frente a la pantalla. MindBook de hecho, la avanzada tecnología de la pantalla permitía un máximo de diez sesiones independientes simultáneas, las cuales se presentaban de forma multiplexada sincronizada a la perfección con las gafas. Esto permitía a personas distintas disfrutar de sesiones distintas ante la misma pantalla y a MindBook mantener un control preciso de cada una de estas sesiones. Ni que decir tiene que toda sesión activa quedaba registrada en los servidores del sistema, a diferencia de la observación pasiva de la cámara, la cual se activaba y grababa de forma discrecional y, por descontado, silenciosa. Todo un hallazgo tecnológico el de estas gafas, las cuales, además de sincronizarse con el chip subcutáneo, incluían unos auriculares de botón y un emisor de posición de pupila para iniciar la sesión o cambiar de menú. Inquieto8! pensó que, a pesar de ser ligeras y muy cómodas, estaban mejor en la estantería. Entonces recordó que había invitado a comer a su pareja ocasional, por lo que quizá serían necesarias. Por si acaso a pesar de que su intención era dedicarse a tareas colaborativas más gratificantes, las conectó al cargador y cerró los ojos.

Disponía de tiempo hasta la comida, por lo que se abandonó a sus pensamientos iniciando un breve repaso de su situación actual. Si pretendía darse respuestas, nada mejor que empezar por recapitular. Empezó con su círculo de amistades. Contaba con 12.245 amigos. Si se comparaba con algunos de ellos era casi un búho solitario. La media recomendada por el sistema se situaba en torno a los 20.000. Era consciente de que esta actitud suya estaba muy mal considerada y le restaba puntos los informes mensuales eran explícitos al respecto, pero se resistía a incrementar su lista de amigos. Las pretendidas bondades derivadas de la cantidad no tenían nada que hacer frente al peso específico de la calidad, siendo esta opinión una de las que le habían llevado a enfrentamientos dialécticos con su padre. De hecho, los informes mensuales también la reprobaban en los apartados de likes y posts argot oficial, en ambos casos por debajo de las recomendaciones oficiales. La fórmula era clara: más amigos, más likes y más posts. Más, más, más. Tampoco estaba especialmente bien posicionado en tiempo de conexión, aunque dentro de los parámetros aceptables para su profesión, la cual no viene al caso. MindBook era muy justo. Primero tus obligaciones laborales. A fin de cuentas, en el trabajo también había pantallas y también te podían de nuevo la presión de un condicional controlar. Pensó que el condicional pesaba lo suyo. Podían, pero... ¿lo hacían? El sistema defendía que era justo. A los buenos miembros de la tribu no debía preocuparles y a los malos les convenía tener una espada de Damocles sobre su cabeza. Por otra parte, todos tenían su espacio de intimidad el cuarto de baño y las cámaras no disponían de visión nocturna evidentemente, aceptar esto era una cuestión de fe. Según el sistema, el balance era francamente positivo y no parecía que molestase demasiado a la población. El principal problema, pensó Inquieto8!, era que no quedaba demasiado clara la divisoria entre miembros buenos y malos.

Tras esta última reflexión, en su cabeza resonó con fuerza un ¡¡¡qué cosas de pensar!!! A medida que avanzaba en el ejercicio de recapitulación empezaba a crecer en su interior la impresión de que, sin darse cuenta, llevaba bastante tiempo siendo un resistente pasivo. Y que la ausencia de su padre empezaba a revelarle esta condición, cada vez menos latente. Y en esas, tomó cuerpo el recuerdo de las importantes novedades desveladas en las últimas noticias del desayuno. MindBook, en proceso de mejora continua, anunciaba nuevas funciones. Y entonces cayó en la cuenta que la calificación de «mejora» le había parecido un eufemismo harto discutible. Inquieto8! ya no se reconocía ni a sí mismo. Ni su propio padre lo hubiera hecho.

Continuará...  

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