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domingo, 4 de noviembre de 2012

También somos Proveedores

Este importante hecho se olvida fácilmente. Nuestra tendencia natural es la de considerarnos únicamente Clientes. Cuando no estamos comprando, esperamos cosas de los demás: atenciones, parabienes, regalos. Y cuando compramos, nos encontramos como pez en el agua, en el líquido elemento: regateamos, exigimos, discutimos, ... Pero no somos conscientes de que también damos. Todos lo hacemos. Sería imposible la existencia (y la convivencia) sin un intercambio transaccional, sin esa especie de mercadeo constante que es la vida. Y esa condición de suministradores de cosas materiales e inmateriales es la que nos confiere la categoría de Proveedores.

Proveedor (y cliente) satisfecho
Acabamos de tratar la "Construcción de la realidad" a través de nuestros actos. Tengamos en cuenta que gran parte de estos actos tienen como destinatarios a nuestro entorno próximo y lejano. Y el resto, causan efecto sobre nosotros mismos.Y que la totalidad de nuestros actos representan nuestra producción como Proveedores. Proveemos al entorno y a nosotros mismos, de cosas  fundamentalmente necesarias y discrecionalmente deseables. De cosas importantes comprometidas en nuestra ética personal y de cosas, no menos importantes, que configuran nuestro día-a-día, las cuales requieren adecuada y, en ocasiones, inmediata respuesta. Todas estas cosas deben verse como consecuencia de los pedidos que nos llegan de nuestros Clientes y que debemos atender con la disposición de un buen Proveedor (en la entrada "Compromisos y Entorno" se abordan en detalle los conceptos requisito, necesidad y expectativa relacionados estrechamente con nuestra producción como Proveedores).

Una vez presentado y justificado el concepto de Proveedor aplicado a nuestra persona, me gustaría exponer otro concepto básico: "Todos somos a la vez Proveedores y Clientes",  y nuestra persona está en el medio. En un hipotético proceso, el diagrama de flujo sería muy simple:

Entorno -> Recibimos (Clientes) -> Nuestra persona -> Entregamos (Proveedores) -> Entorno

y, como se puede observar, recursivo: formamos parte del entorno, recibimos de él y aportamos a él. Por lo tanto, somos igualmente responsables de su mejora o de su degradación. Y esto me lleva a la última frase, que también puede ser calificada como un concepto, como una filosofía de vida:

"Hacer las cosas bien a la primera"

Esta es la base del éxito, de la calidad y de la excelencia. Si no podemos hacerlo (en ocasiones, resulta imposible), por lo menos, intentarlo. Tener esta preocupación como un norte, como una máxima vital. En múltiples ocasiones, conferencias y clases, he utilizado este ejemplo: Si te piden una fotocopia, que no salga torcida y que se pueda leer. Es lo mínimo que se le puede pedir. De esta forma, serás un buen Proveedor. Te evitarás broncas, malas caras y volverla a hacer. Extrapola este ejemplo a cualquiera de tus actos. Y, si piensas con detenimiento, hacer las cosas bien, no cuesta tanto.

Creo que, sentirse Proveedor y "hacer las cosas bien a la primera" son dos conceptos que deberían incorporarse a nuestra ética personal. Nos iría mejor a nosotros y a todos los demás. Porque, desde un punto de vista egoísta, ¡se siente uno tan bien al hacer las cosas bien!...

"El mundo se compone de los que dan y de los que reciben. Puede que los segundos coman mejor, pero duermen mejor los primeros" (Séneca).

"Da y tendrás en abundancia" (Lao-Tsé).

"No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud" (Miguel De Unamuno)

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