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domingo, 1 de julio de 2012

Decidir es lo que importa

Muy bien. Hemos hablado de nuestra función en la vida, de los compromisos adquiridos, de satisfacer nuestras necesidades y las de nuestro entorno, de el “qué hacer” y el “cómo hacer” y de pensar antes de actuar. Pero nos hemos olvidado de que en el centro de todas nuestras actividades, las que dan sentido a nuestra existencia, se encuentra siempre el proceso de "toma de decisiones".

Entre pensar y actuar, siempre media una decisión, la cual puede significar, incluso, no actuar. Por lo tanto, en la decisión está la clave. Y, si queremos ser verdaderamente precisos, antes de pensar, percibimos. Entonces, el proceso que nos conduce a realizar algo, a actuar, a interaccionar con nuestro entorno podría expresarse así:

Percepción -> Pensamiento -> Decisión -> Acción

Analicemos brevemente este proceso:

Desde el punto de vista de la filosofía, la percepción es un concepto que admite múltiples interpretaciones. En un sentido general se entiende como la “adquisición” o “aprehensión” de algo que represente una realidad o situación objetiva (en el sentido de existente). Esto la diferencia claramente del concepto de “sensación” o de “intuición”. Es decir: “percibir” no es “sentir”. La percepción no es un sentimiento. Es la representación que nos llega de una realidad externa a nosotros. Nos quedamos con esta interpretación generalista que puede considerarse denominador común de las innumerables variantes a que se ha visto sometido el concepto por los distintos pensadores y escuelas filosóficas a lo largo de la historia.

Desde el punto de vista físico, la percepción empieza con la activación de alguno de nuestros sensores, por lo que la denominaremos percepción sensorial y la limitaremos a los cinco sentidos clásicos (1).

Estos sensores transforman la realidad objetiva (lo que verdaderamente "está ahí fuera") en imágenes, sonidos, sabores y olores tras el proceso de los fotones, vibración de moléculas del aire o reacciones químicas que los impactan, formando nuestra realidad subjetiva "recreada" por nuestro cerebro. Todos estos estímulos pueden determinar realidades distintas en distintas personas en función del estado de sus sensores (falla la adquisición) o del estado de su cerebro (falla el procesamiento de las señales de los sensores). Esta es la explicación del porqué, la realidad, para la persona, siempre es subjetiva. ¿Qué podemos hacer para minimizar la subjetividad inherente a toda percepción?: Mantener los sensores en estado de revista y en un estado de atención permanente (no obsesiva, pero activa). Esto es lo que está en nuestra mano.

Y es a partir de nuestra realidad, con su mayor o menor carga de subjetividad, y con su mayor o menor ajuste a la realidad objetiva, cuando empezamos a pensar. El pensamiento es la reacción del cerebro a una situación de realidad percibida (una agresión, el fallecimiento de un familiar, la crisis económica, etc.) y se trata fundamentalmente, de una evaluación de Fortalezas o Debilidades (impacto interno) y Oportunidades o Amenazas (impacto externo) (2).

Decidir "adecuadamente" es lo importante
Las conclusiones del pensamiento, que implican siempre una valoración, son las que nos llevan a la decisión de actuar o no. Por lo tanto, decidir es lo importante. Es lo que determinará las consecuencias de nuestra acción o inacción. Es por esto que “toda decisión debe basarse en hechos”. Subjetivos, como nuestra percepción, pero, a fin de cuentas, para nosotros, hechos. Debe basarse en nuestra realidad. No en nuestra intuición o en nuestro “olfato” para los negocios. Tampoco en nuestros sentimientos. Debe basarse en hechos.

Y una última puntualización. Decidir no es simplemente optar entre actuar o no actuar. Es la parte del proceso mental donde se decide “Qué hacer” y “Cómo hacer”. Por lo tanto, esto refuerza su importancia. Debemos decidir adecuadamente. No a tontas y a locas. Y si, reflexivamente, decidimos no actuar, bien está. Las consecuencias de una decisión equivocada o inadecuada, pueden ser irreparables. Por lo menos, no añadamos a esto, la mala conciencia de hacer actuado irreflexivamente.

Tomar las decisiones adecuadas debe ser un principio básico de nuestra ética personal, con impacto favorable en cualquier ámbito de nuestra vida.

“En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada” (Theodore Roosevelt).

”Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza” (Jardiel Poncela)

"Ya lo decía un viejo proverbio chino: donde el gladiador ha de tomar decisiones es en la arena" (Séneca).

“Un hombre tiene que escoger. En esto reside su fuerza: en el poder de sus decisiones(Paulo Coelho).


1 – Fueron definidos por Aristóteles. Al haber descartado la “intuición”, prescindimos de hipotéticos “sextos” sentidos o de otros tales como el sentido del equilibrio o el dolor, la fiabilidad de los cuales está íntimamente relacionada con la funcionalidad de los cinco clásicos.
2Método DAFO de análisis de situaciones, extrapolable al ámbito personal sustituyendo "empresa" y "mercado" por los términos equivalentes de "nuestra vida" y "nuestro entorno"

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